José Antonio Velásquez (1906-1983) es el pintor más
importante que ha tenido Honduras. Este prestigioso artista hondureño fue
además de pintor: escultor, fotógrafo, comerciante, y político.
José Antonio Velásquez, nació el 8 de febrero de 1906 en
Caridad, un pequeño pueblo del departamento de Valle, en el país de Honduras.
En 1931, José Antonio Velásquez contrajo matrimonio con Raquel Maradiaga, con
quien procreó seis hijos: José Antonio, Julio César, Tulio Enrique, Aída
Raquel, Reina Virginia y Elia Ruth.
Luego de la muerte de sus padres, Velásquez abandono Caridad
y se trasladó a la costa norte de Honduras en busca de mejores condiciones de
vida, que ese tiempo ofrecían las compañías bananeras.
Posteriormente, Velásquez se hizo barbero, trabajo que
desempeñó alternamente con el telegrafista. Fue precisamente este oficio, el
que llevó a Velásquez a trasladarse como empleado a San Antonio de Oriente, un
pequeño lugar, localizado a unos 30 kilómetros de Tegucigalpa; capital de
Honduras.
Velásquez llegó a amar tanto a este pueblo, por lo que éste,
se convirtió en la inspiración de la mayor parte de sus obras. Además de ello,
Velásquez fue alcalde del pueblo en tres períodos.
En su oportunidad, José Antonio Velásquez fue considerado;
el primer pintor primitivista de América. Por invitación de la Unión
Panamericana Velásquez expuso sus obras en 1954 en la ciudad de Washington.
Luego fue invitado a Costa Rica por el presidente José Figueres en 1971.
Después de esto, la fama de Velásquez se fue expandiendo,
por lo que sus obras; también fueron expuestas en un buen número de países del
orbe. Entre estos se encuentran: España, Portugal, Francia, Italia, Suiza,
Checoslovaquia, Holanda, Australia, China, Japón, la Unión Soviética,
Venezuela, México entre tantos otros.
José Antonio Velásquez falleció el 14 de febrero de 1983,
dejando un cuadro incompleto.
"como la biografía lo explica una de las razones de que ademas de esta se enfocara mas en como era el pueblo en esa época, es por el amor que le tenia a este, también podemos observar la clásica distribución de los pueblos, si se fijan se encuentra la típica iglesia colonial que sobresale de entre el pueblo, a su vez el color de las casas es muy semejante, cualquiera se podría confundir con un pueblo de nuestro pais, la amplitud y lo natural le dan a este cuadro un aire de calma y prosperidad".